La sociedad de la información

Han sido agradables estos días en que pese al mucho trabajo que hay que realizar, pude darme tiempo para compartir. Yo creo que la vida no es nada si no se comparte con los demás. De otra manera, no le encuentro sentido. Esto, independiente de los ideales y metas que uno pueda tener, porque esos ideales y metas carecen de sentido si no son con el otro.

Aunque aquí me refiero a encuentros presenciales, también esta época sorprende con su tecnología que permite encuentros “virtuales” pero no menos reales como nunca antes había sucedido.

En la foto: entregando diplomas a mis nuevos graduados como Hipnoterapeutas. (www.portaldehipnosis.com )


Entre mis 10 y 25 años de edad mantuve correspondencia con gente de todo el mundo. Era normal esperar semanas y a veces meses por una contestación a la carta que enviaba. Hoy me puedo comunicar en tiempo real con miles de personas, ya sea por correo electrónico, Chat o videoconferencia. Por ejemplo, hablamos con familiares en Australia y sabemos al momento qué almorzarán (mientras nosotros les decimos lo que vamos a cenar), nos podemos ver por vídeo y desde luego oírnos. Mantengo también vía Messenger un contacto permanente con mis principales colaboradores en distintos lugares del planeta.


Puedo ver las noticias en la TV de reojo mientras escribo esto, ver a Justin y su cámara en mi PC Portátil (ya te cuento), dejar grabando “Lost” en mi vídeo para verlo más tarde sin los avisos
comerciales, estoy leyendo los diarios más importantes por internet… ¡La sociedad de la información!


En una reunión de la semana me preguntaban por qué tenía estas bitácoras. Algunas de las
razones es que me gusta comunicarme, que tengo vocación de escritor (bastante frustrada esta última época por falta de tiempo), porque a la gente le interesa saber de los demás y porque puedo también ofrecer los muchos productos que he creado y que son tan valiosos para la vida de las personas, tras 40 años de investigación.

Hace muchos años, como he dicho antes, que tengo blogs en internet, cuando ni se conocían ni mucho menos se llamaban blogs, sino que simplemente con nuestro vocablo español “bitácora”.

Nos interesamos en saber lo cotidiano de los demás. Por eso el éxito de las teleseries en todo el mundo, el sorprendente éxito de los “reality shows” (no me gustan, pero son un éxito). Yo digo, ojalá se pueda compartir esa curiosidad con algo de reflexión y enseñanza. Una buena mezcla de
inmediatez con reflexión. Esto me gustaría, aunque estoy lejos de lograrlo.


En un extremo, un sitio web con mucha literatura para reflexionar es muy valioso, pero poco visto. En el otro extremo, las web cam que muestran todos los pasos de alguien son muy vistos, pero dejan poco. El colmo de la estupidez es ver el sitio www.justin.tv que consiste en un joven de 24 años de U.S.A. (¡como no!) que anda con una cámara en su gorra las 24 horas del día mostrando su vida, día y noche. Hay que reconocer que la tecnología ha avanzado mucho y que las imágenes y sonido son muy nìtidas, a años luz de la pionera jennycam que se hizo famosa hace unos años cuando una Jennifer decidió hacer lo mismo aunque su cámara estaba puesta para enfocarla a ella. Más de una vez se la vio tener relaciones sexuales con su novio. ¿Lo hará Justin? No me lo imagino haciéndolo con la gorra puesta. La cámara de Justin no lo muestra a él. Ah, Jennifer es de U.S.A. naturalmente. El caso es que lo ve tanta gente a Justin (315, incluido yo, en estos momentos), que tal como le paso a Jennifer, encuentran financiamiento para adquirir todos los medios necesarios y hacerse un muy buen sueldo. Y no estamos hablando de alguien conocido, no es un artista famoso, un científico, un investigador, un filósofo ni nada parecido. Ah, sí… comprendo que quieras ver ese sitio! Pero vuelve pronto. Quizás aquí encuentres algo más para tu vida. Y si no, visita www.sergiovaldivia.com . ¡Seguro que encuentras algo bueno para ti!


Sentir que es un soplo la vida

“Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…”. Así dice la letra de un tango. Cuando tenía 20 o 30 años me parecía absurdo. 20 años eran prácticamente toda mi vida, ¿cómo iba a ser nada? Ahora que tengo un poco de más años me doy cuenta lo cierto que es. Por ejemplo, estoy preparando la nueva versión de mi grabación “Prácticas de Bioenergía”, y me doy cuenta que la versión anterior es de ¡mayo de 1989! Casi 20 años pensando en actualizar la grabación. Este mes seguro que finalmente dará a luz.


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