Energía vital o bioenergía


Se llama bioenergía al campo energético generado por los cuerpos en movimiento y su interacción con el medio.

Este campo energético parece ejercer influencia sobre objetos y personas aún  después de finalizada la acción que lo provocó.

Por tal razón se dice que la influencia ejercida por las personas, consciente e inconscientemente, sobre el medio ambiente, puede ser captada por personas sensibles, incluso mucho tiempo después que cese la causa que provocó la vibración.


Aún cuando no sea posible percibir esta vibración en forma consciente, la influencia está allí y puede llegar a influir en las conductas de las personas que posteriormente la reciben.

En ocasiones nos sentimos incómodos en algunos lugares o con algunas personas, sin que haya asociaciones mentales negativas, ni acontecimientos, ni problemas personales que los causen. Es simplemente un rechazo a la vibración existente.

Se piensa que esta bioenergía se puede manejar pues es muy sensible a la influencia del pensamiento. Basta una visualización persistente y clara de una situación para manejar este campo electromagnético. Por supuesto que este trabajo requiere cierto entrenamiento en cuanto a imaginación y dominio de lo imaginado.

Desde hace siglos antiguas filosofías han sostenido que no es dicha  bioenergía producto del cuerpo físico, del movimiento o actividad realizada, sino que a la inversa: El cuerpo físico es la respuesta, el efecto, de esta bioenergía. Su origen es la energía cósmica que pasa a través de la mente que la dirige y determina. Todo esto se conforma en una especie de proyección definida y busca su manifestación a través del cuerpo físico.

Cuando esta bioenergía escapa del cuerpo, éste se desintegra, pues su vida, la de unidad humana, es esta luz astral en su aspecto más denso como energía. Ahora bien, el cuerpo  en sí sigue vivo, subsiste en sus pequeñas unidades: las células. Sólo la unidad vital ha desaparecido.

Desde este punto de vista, la mente es el molde o patrón que la definirá y la mente entrenada  tiene manejo del cambio bioenergético generado.

La mente, mediante la imaginación, da la forma deseada de acuerdo al propósito de vida personal a esta energía. La mente se manifiesta a través de nuestro cerebro y éste tiene diversas maneras de procesar la información. Puede ser a través de estructuras lógicas y de conocimiento concreto, de discernimiento. Hay otros procesos más abstractos como la intuición o el misticismo.

Tú puedes aumentar la influencia de tu bioenergía y la consciencia de la misma, con procesos y ejercicios muy fáciles. Tenemos muchos puntos a favor en el sentido que hay bastante desarrollo de la mente, pero hay que saber usar ese poder de la mente concreta, definiendo y clarificando ideas. De esta manera irradiamos una energía poderosa, positiva y creadora. Si no se maneja, puede haber desarmonía y descontrol en el intercambio del mundo interno con el externo.

Se puede, por ejemplo, estimular esta bioenergía sensibilizándote a la belleza en todas sus formas. A mayor sutileza de la  belleza  percibida, mayor sensibilidad se alcanza.

El artista tiene una gran sensibilidad y mayor manejo de su bioenergía por ser  sensible a ella. La belleza natural, la impresión que causa en su imaginación y su posterior recreación en una obra de arte, música, baile, pintura, teatro, lo hace realizarse y desarrollarse en el campo de la percepción y exteriorización de la energía. Es un buen cauce y esto le da plenitud en este aspecto. No obstante, un desarrollo de la mente concreta permitirá dirigir esta bioenergía para usarla en su desarrollo personal y en el bienestar de quienes le rodean.

Cada ser humano debe ser un artesano de la vida misma. Cualquier actividad que realice, debería hacerla con habilidad,  con gracia, con belleza de formas y movimiento.

La idea es recibir la mayor cantidad de estímulos positivos, planificar un programa de exteriorización y adquirir la habilidad para hacerlo graciosamente, sirviendo a un propósito creador y beneficiándonos con la acción en nuestro desarrollo personal.

 Cuando adquieres esas habilidades de realización, obtienes manejo del campo  bioenergético y ordenas la disposición del mismo de acuerdo a un propósito definido.

 El manejo de esta fuerza vital y su exteriorización en forma independiente del estímulo de otras personas, te hará atractivo y magnético. Si generas interés en los demás seres humanos, no hay egoísmo y posesión, que es lo que hace que la energía vital emanada se vuelva negativa y las personas quieran alejarse en vez de acercarse a quien la está generando.

 La meta en todo ser humano, debería consistir en ser autosuficiente, independiente en cuanto a su desarrollo personal, pero dependiente en cuanto a su proyección. Necesitamos de otros seres humanos a quienes amar, enseñar, servir y recrear con nuestra obra. Esto es lo que llena de gozo a una persona que se auto realiza.

Si desarrollas magnetismo atractivo y generas pensamientos positivos, claros y definidos, entonces tu destino comienza a cambiar. La suerte dejará de ser un azar, para transformarte en un constructor consciente de un destino mejor. Tendrás buena suerte siempre.


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